Con frecuencia, la respiración no recibe la atención que merece. Al ser una acción involuntaria e inconsciente, apenas podemos notarla cuando comemos, caminamos, hablamos o cuando hacemos ejercicio.
Abordar la respiración como una disciplina; es decir, trabajarla o regularla, no solo puede contribuir a la reducción del estrés, sino que también tiene el potencial de elevar tu desempeño en actividades deportivas.
Al hacer ejercicios, muchas personas tienden a concentrarse más en el esfuerzo físico que en la respiración. Y no deberían, porque respirar es un proceso fisiológico básico para lograr un buen rendimiento. Al inspirar, la frecuencia cardiaca se acelera y se incrementa el aporte de oxígeno, aumentando la producción de energía. Al espirar, el pulso se vuelve más lento y el organismo expulsa dióxido de carbono, lo que ayuda a disminuir la acidez corporal provocada por el ácido carbónico.
Cuando los pulmones no pueden satisfacer la necesidad de oxígeno de los músculos esqueléticos, se activa un reflejo neuroquímico que disminuye el suministro de oxígeno a los músculos. Este proceso puede generar sensaciones de fatiga y dolor muscular. Lo que sucede es que la oxigenación periférica se ve obstaculizada, disminuyendo inevitablemente la intensidad de la actividad que se realiza.
Al mejorar nuestra resistencia respiratoria, nuestras capacidades físicas y de rendimiento alcanzarán niveles similares a los de los músculos que estamos involucrando en esa actividad. Por eso, entrenar nuestros músculos respiratorios retrasa la fatiga y aumenta nuestra resistencia. Es más, aprender a respirar adecuadamente puede tener efectos beneficiosos en nuestro cuerpo y nuestra mente.
Tipos de respiración
Es importante tener en cuenta que las distintas disciplinas deportivas demandan tipos de respiración diferentes. Por eso, es importante conocer los tipos de respiración para elegir adecuadamente según la actividad que estemos realizando.
Existen dos tipos de respiración: la respiración intercostal (pulmonar) y la diafragmática (abdominal). En deportes como el running o el ciclismo, que son aeróbicos continuos y prolongados, hay que practicar ambos tipos de respiración. En la medida de lo posible, cogeremos el aire por la nariz y lo expulsaremos por la boca. Sin embargo, cuando esto no sea suficiente, podremos inspirar también por la boca, para ingresar una cantidad más alta de oxígeno.
En actividades anaeróbicas como las de musculación, lo importante es coordinar la respiración junto a nuestros movimientos para mantener la tensión abdominal. Por otro lado, en actividades con ejercicios multiarticulares pesados, lo ideal es inspirar el aire con el diafragma y mantener la respiración, hasta nuestro punto máximo de esfuerzo.
Ingredientes naturales para la respiración
Es muy importante proteger y fortalecer los pulmones para que puedan realizar el intercambio de gases con la sangre de manera óptima. Cuidarlos tendrá un efecto positivo en tu salud; ya que el oxígeno podrá llegar mejor a los tejidos y tus órganos podrán funcionar de la mejor manera.
Existen ingredientes naturales que pueden ayudarte a fortalecer tu sistema respiratorio, mejorando tu capacidad pulmonar, fortaleciendo tu sistema inmune y combatiendo los resfriados de manera rápida y efectiva.
Algunos estudios sugieren que el Hongo Cordyceps podría tener efectos positivos en la respiración y el rendimiento físico. Este hongo utilizado en la medicina tradicional china, podría mejorar la capacidad pulmonar y la eficiencia en la utilización del oxígeno. Se cree que tiene propiedades adaptógenas, lo que significa que podría ayudar al cuerpo a adaptarse y resistir el estrés, incluido el relacionado con la actividad física.
Por otro lado, la N-acetilcisteína es conocida por sus propiedades mucolíticas y antioxidantes, que ayudan a aflojar y reducir la viscosidad del moco y facilitan su expulsión. Esto puede ser beneficioso en condiciones respiratorias como la bronquitis crónica o en ciertos tipos de enfermedades pulmonares.
La equinácea es otro ingrediente natural que se ha investigado principalmente por sus efectos en el sistema inmunológico y su capacidad para combatir resfriados y enfermedades respiratorias. Combinada con la vitamina C, puede ayudar a tu organismo a tener resfriados más cortos o síntomas más leves.
Por último, no podemos dejar de nombrar los excelentes beneficios del eucalipto para la salud respiratoria. Su capacidad antimicrobiana permite eliminar bacterias y microbios responsables de procesos infecciosos en vías respiratorias, como constipados, traqueítis, sinusitis o bronquitis. Sus hojas son ricas en eucaliptol, un mucolítico muy potente que fluidifica las secreciones pulmonares, inhibe la irritación bronquial y es antitusivo.