Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, ejercen beneficios sobre la salud más allá de la nutrición básica. Estos microorganismos tienen muchas propiedades en función de la cepa que se seleccione y pueden ayudar en determinados procesos digestivos.
Un estimado de 100 billones de microorganismos de más de 500 especies diferentes habitan en un intestino normal y saludable. Estos microorganismos (o microflora) generalmente no nos enferman, más bien son útiles para la salud intestinal. Las bacterias intestinales controlan a los patógenos, ayudando a la digestión y a la absorción de nutrientes, y contribuyendo en la función inmune del organismo.
El ámbito de acción de los probióticos es la flora intestinal, compuesta por distintas bacterias buenas que conviven en un estado de equilibrio. Con el fin de ser parte del balance microbiano del aparato digestivo, los probióticos deben mantenerse vivos durante su tránsito por el intestino delgado y el colon, y deben tener la capacidad de desarrollarse como un integrante natural de este ecosistema.
Para entender mejor la función de los probióticos, es imprescindible saber qué es la microbiota y por qué es tan importante para el organismo. La microbiota es un conjunto de microorganismos vivos que tenemos todas las personas y que colonizan la piel y las mucosas. Por tanto, podemos encontrar microorganismos que se utilizan como probióticos y que forman parte de la microbiota humana.
En los últimos años la investigación y el desarrollo sobre los probióticos ha aumentado mucho y cada vez son más los estudios científicos que avalan sus propiedades para nuestra salud. También, las mismas personas van conociendo poco a poco el impacto que tiene la microbiota para su salud.
Los probióticos están presentes en alimentos y en medicamentos. Para consumir probióticos se recomienda consumir productos lácteos fermentados como la leche, el yogurt y quesos a los que se hayan agregado cultivos vivos conocidos como bifidobacterium y lactobacillus. También algunos alimentos no lácteos como el chucrut y las bebidas de soya fermentadas.
Los productos lácteos protegen al estómago de los elevados niveles de ácido y de la concentración de bilis en el intestino. Es decir, cuando los consumimos se aumenta la posibilidad de que las bacterias beneficiosas sobrevivan a su paso por el intestino.
Beneficios de los probióticos
Desde mediados de la década de los 90s, los estudios clínicos sugieren que la terapia con probióticos puede ayudar a tratar varios males gastrointestinales, retrasar el desarrollo de alergias en los niños y prevenir infecciones vaginales y urinarias en las mujeres. Y es que, si se consumen en cantidades suficientes y de forma permanente, los probióticos realizan grandes aportes a nuestra salud.
Los probióticos ayudan a tratar enfermedades digestivas como la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el helicobacter pylori (común causa de las úlceras), el síndrome del intestino irritable y la intolerancia a la lactosa.
Los probióticos fortalecen el sistema inmune mejorando la resistencia a infecciones en el intestino, equilibran la flora intestinal, estimulan la producción y absorción de vitaminas, mejoran los cuadros diarreicos disminuyendo su duración, regulan la motilidad intestinal y mantienen la integridad de la mucosa intestinal.
Además, los probióticos desplazan a los microorganismos nocivos para la salud y evitan su proliferación, ayudan en la formación de nutrientes esenciales como las enzimas y los ácidos grasos, estimulan la formación de ácido láctico disminuyendo el PH del tubo digestivo, favorecen la absorción de calcio, hierro y magnesio y reducen la dermatitis atópica en lactantes alérgicos.
Complementos probióticos
Existen varios tipos de complementos probióticos que incluyen entre 1 a 10 cepas diferentes. Los más importantes son:
Bifidobacteria longum: es uno de los tipos de probióticos más comunes en el intestino y ayuda a eliminar las toxinas del organismo.
Lactobacillus acidophilus: Uno de los tipos más importantes de probióticos, ya que ayuda en la absorción de varios nutrientes y además ayuda a combatir infecciones y facilita la digestión.
Lactobacillus rhamnosus: presentes en el intestino y ayudan a combatir rápidamente casos de diarrea, especialmente cuando se viaja a otros países. También sirven para tratar el acné, el eccema y la cándida.
Bifidobacteria animalis: ayuda a fortalecer el sistema inmune, facilita la digestión y combate las bacterias transmitidas por la ingesta de comida contaminada.
Bifidobacteria bifidum: presentes en el intestino delgado y grueso y ayudan en la digestión de los productos lácteos.
Bifidobacteria breve: presentes en el intestino y en el tracto vaginal ayudando a combatir infecciones por bacterias y hongos.
Lactobacillus reuteri: están presentes especialmente en la boca, en el estómago y en el intestino delgado y son muy importantes contra la infección por Helicobacter pylori.
Lactobacillus fermentum: ayudan a neutralizar productos y toxinas liberadas durante la digestión y mejora el ambiente para el crecimiento de la flora intestinal.
Saccharomyces boulardii: ayuda a tratar la diarrea por antibióticos o del viajero.