Todos perdemos parte de nuestro cabello cada día. Se estima que se caen entre 50 y 150 pelos diarios, caída que el propio organismo sustituye por cabellos nuevos. La pérdida de pelo es un proceso natural, siempre y cuando no se produzca de forma irregular, excesiva y preocupante. En estos casos estaríamos ante una alopecia, consecuencia de alguna enfermedad interior.
A medida que envejecen, la mayoría de los hombres pueden notar cambios en el patrón de su cabello, volviéndose la hebra cada vez más delgada, o directamente cuando se notan zonas más calvas. Por lo general, es algo que ocurre de forma gradual, pero a veces puede ser de manera repentina, dramática o anormal. Los primeros síntomas aparecen después de ducharse y al despertar con una gran cantidad de cabello en la almohada.
Uno de los genes determinantes de la alopecia androgénica está asociado al cromosoma X, por eso hay que observar al abuelo materno para hacerse una idea del futuro capilar de cada persona. Se puede padecer una ligera calvicie por herencia y además atravesar otro tipo de proceso que favorezca la pérdida de cabello, como lo son el estrés, una mala alimentación, un mal cuidado del cabello o alguna enfermedad de la tiroides.
Pero, ¿Se puede evitar la alopecia? Lo positivo de que la alopecia no sea únicamente hereditaria, es que de cierta forma cada persona puede buscar mejorar su alimentación, su estilo de vida y consumir ciertas vitaminas que lo ayuden a disminuir o retardar la pérdida de cabello.
En general, el organismo tiende a tener deficiencias de vitaminas B5, B6 y D3 cuando hay pérdida de cabello. Por eso, una de las principales recomendaciones siempre es mantener una buena alimentación y buscar un complemento alimenticio que le proporcione al organismo lo que le hace falta para estar saludable.
Antes de realizar cualquier acción preventiva para la alopecia, es importante asistir a un nutricionista para que te ayude a entender tu cuerpo y a revisar si la alimentación que tienes actualmente realmente está proporcionándole lo que le hace falta.
Además, es vital evitar someter al pelo a tratamientos agresivos como tintes, moldeados y otros procedimientos cosméticos que resulten perjudiciales para el vello o el cuero cabelludo.
También, mantener una higiene y un cuidado continuo ayudará a evitar la alopecia, ya que el exceso de sebo perjudica la capacidad del cuero cabelludo para regenerar los folículos impidiéndole y favoreciendo la caída del pelo. Recuerda utilizar champús de calidad y acordes a tu tipo de cabello.
Muchas veces después de lavarnos el pelo, usamos el secador. Aunque es la opción más rápida, resulta ser muy agresiva para el cabello. Se recomienda optar por la toalla o directamente dejar que el pelo se seque al aire libre.
Utilizar determinados productos capilares con elementos hidratantes y nutritivos para las raíces y el cuerpo del pelo, también ayudan a evitar la alopecia sobrevenida antes de tiempo.
Por supuesto, no te olvides de un buen cepillado. Ojo, que no implica que sea agresivo, sino que sea cuidadoso pero firme, por la mañana y por la noche, desde la raíz hasta las puntas. Con este sencillo gesto cada noche eliminas las impurezas que generan la grasa sobre el cuero cabelludo y se estimula la circulación sanguínea del cuero cabelludo gracias al masaje que realizamos con las púas del cepillo.
Lo más importante es saber detectar los síntomas para poder reaccionar a tiempo. Es recomendable acudir a un especialista para saber el estado de tu pelo y cuál será el tratamiento adecuado para tu problema capilar.
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