La vitamina C o ácido ascórbico es uno de los nutrientes más importantes que debemos incluir en nuestra dieta. Se trata de una vitamina hidrosoluble que repara y mantiene los tejidos celulares de cualquier parte del cuerpo.
El cuerpo no puede producir vitamina C por sí solo, ni tampoco es capaz de almacenarla. Por lo tanto, es importante incluir muchos alimentos que contengan esta vitamina en la dieta diaria. Las cantidades sobrantes de esta vitamina salen del cuerpo a través de la orina. Y aunque el cuerpo guarde una pequeña reserva, se debe consumir regularmente para evitar su escasez.
Encontrar fuentes de vitamina C es muy sencillo ya que está presente en casi todas las verduras y frutas frescas: brócoli, coliflor, espinaca, lechugas, tomates, pimientos, cítricos, fresa, kiwi, mango, papaya, sandía, melón, etc.
La mayoría de las personas obtiene suficiente vitamina C con una dieta saludable. La deficiencia de vitamina C es más probable en personas que fuman o son fumadores pasivos, que sufren ciertas afecciones gastrointestinales o ciertos tipos de cáncer o en personas que no consumen frutas y verduras regularmente.
La vitamina C también se puede encontrar en varios complementos vitamínicos y debe consumirme en dosis específicas dependiendo del género, las mujeres deben ingerir cada día unos 75 mg y los hombres 90 mg.
Entre los beneficios de la vitamina C encontramos:
Efecto antioxidante: La vitamina C ayuda a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres. Además, es indispensable para la formación de colágeno y favorece la correcta cicatrización de las heridas.
Reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas: cuando los radicales libres se acumulan en nuestro organismo producen lo que se conoce como estrés oxidativo; el cual se ha relacionado con numerosas enfermedades crónicas y degenerativas. La vitamina C reduce el riesgo de padecer estas patologías y puede ser un tratamiento complementario eficaz para mejorar la calidad de vida o la supervivencia de quienes padecen enfermedades graves o crónicas como el cáncer y la diabetes.
Fortalece el sistema inmune: Actúa ante la amenaza de enfermedades infecciones y ayuda al organismo a aprovechar el hierro procedente de los alimentos. Además, estimula el buen funcionamiento de la flora bacteriana, determinante en la salud intestinal y digestiva.
Retrasa el envejecimiento: Consumir regularmente la cantidad necesaria de esta vitamina retrasa el envejecimiento de tu piel, ya que tiene un impacto saludable sobre la formación de puentes de colágeno y combate los radicales libres.
Resfriados más cortos: Durante muchos años, la vitamina C ha sido un remedio casero para el resfriado común. Las personas que la toman con regularidad podrían tener resfriados ligeramente más cortos o síntomas algo más leves.
Facilita el funcionamiento del cerebro: Promueve la síntesis de algunos neurotransmisores, que son las sustancias que permiten la comunicación entre las neuronas. También fomenta el crecimiento de las células nerviosas y tiene efectos positivos sobre el aprendizaje y la memoria.
Ayuda a mantener bajo control la presión arterial: La hipertensión es un factor de riesgo para la aparición de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la vitamina C puede reducir la presión arterial, tanto en los hipertensos como en las personas normotensas.
Síntomas de la falta de vitamina C
Cuando hay deficiencia de Vitamina C comienzan a debilitarse las partes del organismo que contienen colágeno. Esto puede ocasionar pérdida de pelo y de los dientes, aparición de moretones, hemorragias o dolor en las articulaciones provocadas por hinchazón.
Sin embargo, los síntomas más comunes que provoca no tener suficiente ácido ascórbico son el cansancio, el adelgazamiento, la irritabilidad y la laxitud articular.
Es muy importante el consumo regular de vitamina C, ya que es un nutriente esencial para el buen desarrollo del organismo. En el caso de que no se consuma una variedad de alimentos es aconsejable visitar a un especialista en nutrición para que ayude a corregir y realizar una dieta equilibrada en nutrientes, así como en vitaminas.